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Un día tú decides



Un día tú decides por ti mismo
que los días no caben en tus manos
y que el mundo te espera como espera
 una mujer enamorada el beso,
como espera el inverno las tristezas
o el poeta
la metáfora,
entonces la mirada es un bolsillo
donde guardar antiguos calendarios
y la voz se endurece como un viaje
que se emprende sin brújulas y a pie
hacia donde los ecos no regresan.

Y partes a buscar la propia sombra
con un dejo de duda en la alegría,
con dos besos de arcilla en los zapatos
y el día desbordado entre tus dedos

sin pesares,
porque sabes que el tiempo es sólo tiempo
y la vida es un paso hacia el olvido
mientras aprendes que los vientos dicen
tu nombre en las ventanas,
que el sabor de la menta es tu niñez
y el chocolate se parece
a la actitud de una mujer desnuda
en medio de la noche o el azul

y así te vas
jugando a ser tú mismo por caminos
de imposibles paisajes, intentando
cambiar de estampa o de corbata
con un simple ademán indiferente,
casi al descuido,
casi como la tarde cae

o la lluvia.


 
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