Perdonen mi amargura



Perdonen mi amargura en esta tarde
en que no vuelan aves ni luciérnagas,
en la que se han callado las iglesias
y en la que se desploman catedrales.

Perdonen que me vaya por los mares
a buscar puertos nuevos con tristezas
ancladas todavía a las esperas,
con ansias de escribir infinidades.

Disculpen si resigno cada verso
a este vacío grave que me aturde,
pero lo debo así ...y así lo pago.

Que tengo miedo, Dios, que tengo miedo:
el hombre bueno tanto y tanto sufre

y sé que sabes cuánto Enrico te ha negado.

1 comentarios:

Maydelim dijo...

a veces es triste la noche largo el dia infinito el insomnio y compartida la amargura eres genial


ESPINO

 
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